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MANTENIMIENTO DEL CÉSPED
La preparación del terreno donde vamos a plantar el césped y el proceso de plantación del mismo son fundamentales para conseguir que este crezca firme y forme un tupido manto; pero el mantenimiento del césped es un aspecto fundamental para su conservación y capacidad de resistencia; y si descuidamos este punto de nada nos servirá haber preparado adecuadamente el terreno y haber realizado una impecable plantación, puesto que se producirán daños en la superficie de césped. Así que debemos considerar el mantenimiento del césped como una fase importante y decisiva para conseguir un manto de césped en perfectas condiciones, bien como campo deportivo, como césped recreativo o césped ornamental.
Para realizar un correcto mantenimiento del césped hay que atender a una serie de factores fundamentales como son la fertilización, la siega, el riego, la activación radicular, el aireado, el enarenado, la escarificación, el cuidado de la salud del césped, la protección contra patógenos, la regeneración y, en último caso, la resiembra si fuese necesario. Todas estas labores de mantenimiento son tanto preventivas como curativas, pero decisivas para el mejor cuidado del césped y así conseguir la prolongación de su vida en las condiciones más idóneas.
La fertilización consiste en el abonado del césped. Un abonobien realizado del césped le proporciona a este un vigor y aspecto envidiable, así como un efecto multiplicador de su capacidad de regeneración. Antiguamente se abonaba el césped muy a menudo con fertilizantes ricos en nitrógeno y muy solubles; pero en la actualidad han aparecido abonos de liberación lenta y son los más utilizados, sobre todo en céspedes ornamentales de calidad y en céspedes deportivos. Estos abonos modernos van liberando poco a poco todos los nutrientes que necesita el césped, pudiendo durar este proceso dos o tres meses, y evitando así quemar el césped por un exceso de fertilizante.
Los dos o tres primeros años de vida de un césped nuevo son los que este requiere más aporte de abono, incluso un 20 ó 25 % más, hay que realizar fertilizaciones completas a base de fósforo, magnesio, potasio y sobre todo nitrógeno; así se realizará una equilibrada nutrición del terreno. Es interesante hacer un análisis del terreno y sopesando los resultados obtenidos aumentar o disminuir la proporción de algunos de estos minerales, por ejemplo en suelos muy permeables es conveniente aumentar la proporción de potasio y magnesio.
Dependiendo del tipo de césped serán unas u otras épocas del año las más indicadas para el abono del terreno. Entre marzo y mayo (primavera) es período muy importante para la regeneración des césped, pues es cuando la demanda de nutrientes es mayor; esta la mejor época para céspedes deportivos, máxime cuando han sido muy castigados en invierno. En climas cálidos el césped sigue creciendo en verano y necesitan aportaciones extra para su mejor desarrollo, y es conveniente realizar un abonado para que el césped coja fuerza y esté sano; en climas templados también conviene realizar este abonado para vigorizar la fase de regeneración en la que está el césped antes de entrar en la fase de reposo vegetativo.
En otoño también es muy interesante y necesario el abono del césped, así este resiste mejor el invierno y tiene más reservas para la primavera, potenciando su crecimiento y su regeneración radicular.
El abono hay que aplicarlo sobre el terreno de forma homogénea y regular, un par de días después de haber segado el césped y con este seco, preferentemente utilizando un fertilizante de liberación lenta.
La siega del césped no sólo debe realizarse esporádicamente, para que el césped se desarrolle con la densidad herbácea adecuada debe cortarse regularmente, así aumentan las reservas de nutrientes, tanto para la hoja, como para el tallo y las raíces. A la hora de segar el césped se tendrá en cuenta la altura de la planta en ese momento y se cortará, como máximo, un tercio de su altura, así el césped crecerá con más firmeza y con un aspecto formidable.
Un aspecto importante en la siega del césped es la elección del cortacésped, este puede ser helicoidal o rotativo, el primero permite establecer muy fácilmente la altura del corte, además de realizar un corte de muy buena calidad, sobre todo cuando realizamos un corte muy bajo. El cortacésped rotativo es el más indicado para segar grandes superficies de terreno y para céspedes muy altos, aunque el corte que producen es de peor calidad.
Hay algunas consideraciones que son muy interesantes y a veces pasan desapercibidas como por ejemplo:
– Nunca realizar el corte del césped con cuchillas que no estén bien afiladas.
– Tener muy en cuenta el tipo de césped para estimar cual será la altura de corte idónea, puesto que cada especie la altura de corte recomendada puede ser diferente.
– La elección del fertilizante a utilizar puede condicionar la frecuencia de la siega, es conveniente atender por tanto a las especificaciones que indique dicho fertilizante.
– En general un corte regular del césped no le provoca estrés, pero si la siega se realiza de forma muy intermitente y disminuyendo mucho la altura del corte, el estrés que sufre el césped es mucho mayor y se debilita bastante la hierba.
– Cuando las condiciones climatológicas sean desfavorables es interesante aumentar la altura del corte para potenciar la resistencia y vigor del césped.
Una vez realizada la siega del césped y atendiendo principalmente al tamaño de los restos de hierba cortada puede ser conveniente recoger estos restos o dejarlos en el suelo para su mineralización. En el caso de que el tiempo sea cálido y seco; y los restos de césped cortos y finos, será interesante no recoger estos restos para que el terreno los vaya asimilando y así se enriquezca; pero en caso de que estemos en una época fría y húmeda; y además los restos segados sean largos o estén amarillentos, lo más conveniente es recoger estos restos.
El correcto riego del césped es un factor primordial tanto para el crecimiento de la hierba como para su mantenimiento. El césped necesita un suministro de agua suficiente para mantener su vigor y su buena salud, así como para propiciar su continua renovación; por todo lo cual es básica una gestión profesional del riego en cualquier tipo de césped.
Entre todos aquellos consejos sobre aspectos esenciales en el riego de céspedes tanto deportivos como de jardines se pueden destacar los siguientes:
– La utilización del tensiometro determinará el momento más indicado para realizar el riego.
– Las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son las mejores para regar.
– Para determinar la cantidad de riego conveniente hay que tener en cuenta que lo más adecuado es humedecer la capa de enraizamiento, pero sin encharcarla.
– Hay que tener muy en cuenta la frecuencia de lluvias en la zona y la época del año, para así aumentar o disminuir la cantidad de riego.
– Para saber si el riego es necesario en un momento determinado o no, es conveniente fijarse en el grado de humedad de la capa de enraizamiento del césped, en caso de no hacerlo podemos tomar como orientación para iniciar el riego el hecho de que las pisadas en el césped queden marcadas durante bastante tiempo y se hace imprescindible el riego en cuanto veamos amarillear el encespado.
– Suelos pesados necesitan más aporte de agua que los suelos arenosos.
– Los riegos frecuentes des césped, aunque sean cortos, aumentan las pérdidas de agua y reducen mucho su sistema radicular. Es preferible realizar riegos abundantes y espaciados; pero siempre sin rebasar la capacidad del suelo.
– De vez en cuando hay que dejar que drene bien el terreno para eliminar acumulaciones de sales.
La activación radicular es otro factor muy importante en el mantenimiento y mejora del césped. Un sistema radicular profundo y denso da como consecuencia un césped más resistente y vigoroso, cuanto mayor sean las raíces mayor cantidad de agua absorberán estas y más nutrientes llegarán a ellas.
Para aumentar el crecimiento de las raíces debemos echar en el suelo fósforo; pero este sólo profundizará a unos 5 cm. del terreno. Hay productos en el mercado, con silicatos coloidales, que añadidos al fósforo hacen que este penetre en el suelo hasta los 30 cm., con lo cual mejora la estructura y propiedades del suelo, consigue raíces mucho más largas y profundas, mejora el aprovechamiento de los nutrientes, ahorra agua en el riego y contribuye a que las plantas sean más sanas y resistentes.
En los campos deportivos la capa de enraizamiento del césped suele quedar dañada por las propias actividades deportivas y por las actividades de mantenimiento, agravadas en ocasiones por la climatología adversa. La consecuencia de todo esto es la compactación del suelo y la disminución de poros gruesos por lo que habrá una falta de aire en el terreno. Este es el momento de realizar un aireado del campo, así crearemos cavidades en el suelo que facilitarán el intercambio de gases y la filtración del agua, ambos aspectos determinantes para el desarrollo de las raíces y la correcta actividad biológica del suelo.
El aireado es conveniente realizarlo hasta los 5 u 8 cm. de profundidad, realizando unos 300 ó 400 agujeros por metro cuadrado, con el suelo algo húmedo, pero nunca anegado.
En el momento de realizar el aireado se puede aprovechar para introducir el fósforo por estos agujeros para así estimular el crecimiento radicular. Dependiendo si el suelo es arenoso o limoso será conveniente recoger o no los restos del aireado, en el primer caso los restos del aireado pueden permanecer sobre el terreno sin problema; pero en el caso de terrenos limosos siempre hay que retirar los restos extraídos. Esta labor de aireación en el caso de suelos muy húmedos no es necesario realizarla.
Es muy interesante, utilizar una aireadora sacabocados y echar arena en los orificios realizados, así mantenemos abiertos los canales de oxigenación y drenaje. Esta labor de enarenado, también conocida como topdressing, debería llevarse a cabo de abril a septiembre al tiempo que se realizan otros cuidados del césped como son el escarificado, el aireado y la descompactación profunda.
La aportación regular de arena mejora la permeabilidad del agua y de aire, favoreciendo la formación del thatch y nivela las irregularidades del suelo. Es más beneficioso aportar pequeñas cantidades de arena a menudo que una gran cantidad una sola vez.
La calidad de la arena también es un dato muy interesante a tener en cuenta. Se recomienda arena de cuarzo lavada, con pH neutro que no contenga cal, sin limo o arcilla, resistente a la climatología y al desgaste, una mezcla de arena fina y mediana, con una granulación de hasta 2 mm.
El escarificado es la limpieza de la acumulación de restos de plantas no descompuestos, como hojas, tallos y raíces superficiales, que poco a poco van formado una capa de fieltro, también llamada thatch, en la superficie que dificulta enormemente el crecimiento del césped. Este fieltro formado en la tierra hace que el agua deje de penetrar directamente en el suelo, las raíces crecen más superficialmente y disminuye la firmeza del césped.
El escarificado se realiza con unas cuchillas especiales que, por decirlo de alguna manera, arañan la superficie del terreno extrayendo el thatch. Posteriormente se retiran los desperdicios obtenidos tras esta labor de mantenimiento, que se puede realizar tan a menudo como se requiera, sobre todo cuando la capa de fieltro es persistente.
El thatch o capa de fieltro es muy perjudicial para el césped por que dificulta la ventilación del terreno, disminuye el crecimiento de las raíces, obstruye el paso del agua al interior del suelo permitiendo que se encharque la superficie, reduce la firmeza del césped y le causa infecciones por hongos.
El abono nos permite mantener un césped sano y resistente; pero hay que tomar otras medidas preventivas para su protecciónde elementos patógenos. Una fertilización correcta minimiza la aparición de muchas enfermedades en el césped, pero no se puede evitar al cien por cien, el tipo de césped elegido, las condiciones climáticas y los agentes patógenos pueden interaccionar entre sí y dar lugar a enfermedades. Podemos decir que para mantener un césped sano hay que tener en cuenta sobre todo tres factores principalmente: el abono, las labores de mantenimiento posteriores y las medidas preventivas que eviten posteriores problemas o enfermedades.
Hay que, detectar cuanto antes los signos que denoten la enfermedad, como manchas o síntomas, recientemente observados, identificar las partes afectadas, como hojas o raíces; y detección de insectos o gusanos causantes, si fuera el caso, de estas enfermedades. Es fundamental el correcto diagnóstico de la enfermedad para determinar cual ha sido su origen y como podemos combatirla.
Una vez determinada cual es la enfermedad del césped y cual ha sido su origen, llevaremos a cabo un tratamiento con el producto fitosanitario específico y adecuado para dicha enfermedad.
Podemos prevenir en lo posible la aparición de estas enfermedades siguiendo los siguientes consejos:
– El empleo de tipos de césped muy resistentes.
– Utilizar abonos de liberación, para la nutrición nitrogenada regular y dosificada de la planta.
– Hacer aportes de potasio, magnesio y hierro, en abonados de fondo.
– Hacer un análisis del suelo para elegir el fertilizante más adecuado, vitando así carencias de nutrientes básicos.
– Realizar habitualmente labores de mantenimiento como el aireado, enarenado, escarificado, etc.
La regeneración y resiembra son dos actuaciones muy convenientes que se recomiendan para la regeneración, especialmente, de céspedes deportivos sometidos a usos intensivos.
Para regenerar el césped castigado o dañado podemos seguir los siguientes pasos:
– Cortar el césped a una altura de aproximada de 2 centímetros.
– Realizar un escarificado, retirada del thatch o capa de fieltro de la superficie del suelo.
– Practicar un aireado en el terreno.
– Descompactación del suelo en caso de que este muy compactado, utilizando la Vertidrain, 250 agujeros aproximadamente por metro cuadrado.
– Efectuar un abonado de fondo NPK.
– Resembrar con una mezcla especial de semillas.
– Hacer un recebo en el terreno y distribuir la arena uniformemente.
– Regar, manteniendo el suelo permanentemente húmedo durante la fase de germinación del nuevo césped.
– No pisar la parcela en 5 ó 6 semanas.
– Cortar el césped dejando un tercio de su altura.
– Finalmente hacer un nuevo abonado, con abono NPK, alto en nitrógeno de efecto prolongado para cerrar y estabilizar el césped, en una proporción de 40 gramos por metro cuadrado.
La resiembra es conveniente cuando observamos calvas importantes o zonas secas y amarillentas en el encespado. En estos casos haremos una aportación de semillas, tras la eliminación de la hierba seca y tras remover la tierra en las áreas a repoblar, posteriormente agregaremos un abono enraizante, para mejorar el enraizamiento del césped, aproximadamente en una proporción de 80 gramos por metro cuadrado, y por último quizá sea interesante pasar el rulo para ayudar a la germinación de las semillas al compactar algo el terreno y así juntar más las semillas con la tierra.
Una vez efectuado todo lo anteriormente descrito procederemos a regar manteniendo el suelo húmedo, aunque sin anegarlo, durante todo el proceso de germinación.
Todas estas indicaciones y sugerencias tienen la finalidad de conseguir un adecuado mantenimiento y mejora de la salud del césped, ayudando a mantener tanto los céspedes de zonas deportivas como cualquier césped en general de grandes o pequeños jardines con función casi exclusivamente ornamental, en las condiciones óptimas de salud, resistencia y presencia.